viernes, 27 de marzo de 2009

Un día cualquiera


Cuando sabes que tu vida es eterna y que prácticamente nada puede acabar con tu vida, sólo te preocupa una cosa…

Y es no pasar tus largos días en soledad.


Por suerte para mí, ya no volvería a atormentarme la visión de una eternidad sola, pues hacía unos meses había encontrado a alguien con quien permanecer el resto de mis días, semanas, meses, años, e incluso siglos… Un recién llegado a mi mundo, pero desde que lo conocí no podría llamarse mundo sin él.

Justo en ese momento aterrizó a mi lado más pálido aún de lo normal y con la mirada inquieta y temerosa

- ¿Qué ocurre? – le pregunté

- No hay tiempo – me dijo – ¡Muérdeme! ¡Rápido!

Desconcertada, hundí mis dientes con suavidad en su antebrazo y su sangre y sus recuerdos invadieron mi cuerpo; miles de imágenes golpeaban mi mente con avidez… Entonces comprendí lo que ocurría y me aparté bruscamente.

- ¡Vamos! Hay que avisar a mi familia antes de que sea demasiado tarde.


Yo, Adhara, pertenecía a uno de los aquelarres más antiguos y poderosos de entre los nuestros y alguien quería arrebatarnos ese título haciéndonos desaparecer para siempre…


Ya estaban en camino.


Esperaríamos en una cripta bajo tierra que había pertenecido a mi familia desde hacía siglos. Los mayores siempre nos habían contando historias acerca de la magia de aquel lugar, donde nuestros cuerpos se unirían con los espíritus de nuestros antepasados en caso de estar en peligro.


Ya vienen… los huelo…


Cada uno debería librar su batalla hasta la muerte de su oponente o la suya propia…

Lestat apretó mi mano fuertemente y me susurró:

Te quiero

Y yo a ti

Un golpe, un sonido atroz, cristales rotos cayendo sobre nosotros y un cuerpo derribándome al suelo… Rodamos montaña abajo y ella calló sobre mí, al verla la reconocí al instante por su tez morena y sus ojos esmeralda, era ELLA, la asesina de mi madre… Noté como la furia se adueñaba de mi cuerpo y como perdía el control haciéndome descuidada en mis ataques y en mi defensa, hasta que oí su voz “Adhara, Reina de las montañas, mamá está aquí”. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y su fuerza fluyendo dentro de mí; de un golpe preciso juntas acabamos con su vida. “Me has honrado vengando mi muerte, cuídate mi preciosa niña” y ese frío abandonó mi cuerpo dejándome sola de nuevo.

- Ve en paz. Te quiero – dije mirando al cielo con nostalgia.

Sacudí la cabeza para desterrar de mí ese aturdimiento y salí corriendo, deseando que toda mi familia hubiera corrido mi misma suerte.


Allí estaban mis tías, mis tíos, mis hermanos, sus compañeras… pero mis ojos seguían buscando… Lestat… Lestat…


Empecé a correr hacia la orilla siguiendo su rastro, pero mi hermano me agarró y me dijo:

- La última vez que lo vi estaba mal herido, lo siento.

- LESTAT!!!!!!!!!

Mis piernas flaquearon y hundí mis rodillas en la arena al tiempo que las lágrimas más amargas inundaban mis ojos y resbalaban por mis mejillas.


No concebía una eternidad sin él.


Me llevaron a casa y me encerré en mi cuarto. Tumbada en la cama me chupé los labios buscando algún resto de su sangre que me llevara de nuevo junto a él aunque sólo fuera por unos segundos…


Horas después algo dentro de mí hizo que me despertara sobresaltada y que fuera corriendo a la puerta de la entrada. Había probado su sangre y por increíble que parezca esa sangre acababa de despertarme… avisándome…


Allí estaba él, a lo lejos… saliendo de entre las olas…

Si todavía siguiera teniendo un corazón que latiese… se habría parado por un momento…

Corrí hacia él lo más rápido que pude y sin mediar palabra lo abracé y lo ayudé a llegar a mi habitación, le quité la ropa y curé sus heridas mientras él no dejaba de mirarme y acariciar suavemente mi cara.


Era él, estaba vivo… pero algo había cambiado… ahora llevaba parte de su sangre, la sangre del enemigo… y corríamos el riesgo de que esa sangre quisiera matarnos...

Sus ojos habían cambiado pero no mi amor por él, ni el suyo por mí.

Entonces me besó con furia y fuerza y nos entregamos apasionadamente el uno al otro, como si fuera nuestra última vez; ya que ambos sabíamos que si mi familia lo descubría lo matarían…

1 comentario:

Shinowski dijo...

Yo me he enganchao a esto xDD