En el castillo medieval, me guardabas en un tarro de cristal.
Hoy me han descubierto y mi barrera han quitado.
A mi vienes gritando ¡¿qué haces dejando que te observen?! Que me observen otros, que huelan mi fragancia, Cuando tú y sólo tú me has cuidado.
¿Qué culpa tengo yo, Misera planta, de que me destapen?
¿Te crees que no puedo ver que antes nadie jamás por mí se había interesado? Yo también vivo y siento Dolor de que nunca me hayan mirado, Dolor de que haya sido el destino el que nos haya juntado, Dolor de que me lo eches en cara
Porque yo no he elegido sufrir, es algo que por desgracia me ha tocado vivir.
Infancia rota Pesadillas al anochecer Palabras que se lleva el viento Promesas olvidadas Descubriendo dolorosas verdades Miedo, rencor y muerte Hipocresia y falsedad Segundas oportunidades
Me preguntas si no te conozco No, no te conozco Lo poco que sé de tí, no me gusta y nunca has hecho por cambiar mi percepción Años sin tí Y años contigo pero sólo para recibir malas noticias
Y ahora dices que quieres conocerme y que te conozca ¿Quieres saber lo que has perdido? ¿Ver en qué me he convertido? Dese luego no gracias a tí
Volaba y volaba sin encontrar nada, agotada por mi larga cruzada, en una rama descansaba atenuada.
Muchos días de viaje, todos ellos en valde.
Volaba y volaba sin encontrar nada, esa felicidad que buscaba yo no la hallaba.
Una serpiente me tentó y el sol me ofreció.
Tan resplandeciente, siempre sonriente. Tan lindo, me dedicó un guiño. Tan perfecto, lo guardé en mi pecho.
En sus redes caí y ante él me rendí.
Mis miedos difuminaste, mi dolor dulcificaste, mi oscuridad iluminaste, mi corazón robaste, mi razón te quedaste, y mil sonrisas me pintaste.
Entonces la serpiente me mordió y su veneno mi cuerpo recorrió.
Esta es tu condena: Mi veneno es tu pena.
Condena que no me deja verte, tocarte, besarte, acariciarte, abrazarte, mirarte, escucharte...
Pero si este es el precio que he de pagar por la felicidad y la ilusión hallar, por en tus ojos naufragar, por tus labios besar, por esa dulce voz escuchar, por tus manos tocar... Juro que mil veces volvería a pecar.
Entre libros vivo, Entre libros sueño, Entre libros te busco.
Un escalofrío recorre mi espalda hasta morir con un nudo en mi garganta.
Tú que tocas mi alma, que con palabras embargas.
Tú que atraviesas paredes, que con tus brazos me envuelves.
Tú que me hablas sin decirme nada, tan sólo con tu mirada.
Tú que muda me dejas cuando me besas.
Tú, todo tú y sólo tú, ocupas las páginas de mis libros, libros que ahora son mágicos, donde la noche y el día coexisten porque nosotros lo escribimos así.
Sin fuerzas para seguir andando, Ahí mismo, en la vía, me detuve, Sabiendo que era peligroso y que, Eso podría acabar con mis días.
El viento me trajo un sonido sordo Y vislumbré una luz al fondo, Ahí venía el tren que se llevaría mi vida, Y con ella todo mi dolor.
¡Cuán fue mi sorpresa cuando esa luz me alcanzó! La luz no provenía del faro de un tren, Sino de los rayos del sol más resplandeciente.
Ese sol venía a llevarse mi vida, A llevarse mis penas y mis alegrías…
Y no porque acabara conmigo, Sino porque me inundó con su calidez, Llenándome de alegrías, Y enterrando mis penas. Llenándome de ilusiones, Y enterrando mis decepciones. Llevándose mi vida, Y regalándome la nuestra.
Ahora miro las vías sin temor, Las miro con una sonrisa dibujada en mi cara, Porque esas vías son las que me traerán y llevarán Hacia un magnifico sol envolvente.
Si quieres probar mi sabor, házlo ahora, porque con los años, mi piel se está volviendo dura como la de un vampiro,
Si me muerdes ni grito ni sangro,
Aunque duela más que nunca, mi cuerpo se ha inmunizado hasta tal punto que preferia dormir, dormir pero no soñar, pues yo sólo tengo pesadillas
Pero algo ha cambiado
Un rayo de sol allí, desde lejos, toca cada día mi alma, reconfortándome, cargardonme de fuerza para sonreir no sólo con los labios sino también con los ojos
Y si yo ilumino tus noches es sólo porque tu iluminas mis días
Pensé que podría cambiar tus putrefactos gusanos por bellas mariposas, Pensé que aunque esos gusanos siempre han sido tus compañeros de viaje, la sangre que nos une era más fuerte y poderosa, Pensé que sólo necesitabas mi mano para conseguir la metamorfosis
Siempre he conservado la esperanza Nunca perdí mi fé Día tras día, Año tras año, seguía confiando, confiando en tí
Pero ya no...
Sigues alimentando a esos gusanos con tu ira envenenada, sirviéndolos a mi familia en bandeja de plata Y si pretendes que sea esta tu última parada, ¿Podrías vivir con mi muerte? Quizás sí... pero yo dormiré eternamente en paz, sabiendo que protegí a quien debía proteger
Cuando sabes que tu vida es eterna y que prácticamente nada puede acabar con tu vida, sólo te preocupa una cosa…
Y es no pasar tus largos días en soledad.
Por suerte para mí, ya no volvería a atormentarme la visión de una eternidad sola, pues hacía unos meses había encontrado a alguien con quien permanecer el resto de mis días, semanas, meses, años, e incluso siglos… Un recién llegado a mi mundo, pero desde que lo conocí no podría llamarse mundo sin él.
Justo en ese momento aterrizó a mi lado más pálido aún de lo normal y con la mirada inquieta y temerosa
-¿Qué ocurre? – le pregunté
-No hay tiempo – me dijo – ¡Muérdeme! ¡Rápido!
Desconcertada, hundí mis dientes con suavidad en su antebrazo y su sangre y sus recuerdos invadieron mi cuerpo; miles de imágenes golpeaban mi mente con avidez… Entonces comprendí lo que ocurría y me aparté bruscamente.
-¡Vamos! Hay que avisar a mi familia antes de que sea demasiado tarde.
Yo, Adhara, pertenecía a uno de los aquelarres más antiguos y poderosos de entre los nuestros y alguien quería arrebatarnos ese título haciéndonos desaparecer para siempre…
Ya estaban en camino.
Esperaríamos en una cripta bajo tierra que había pertenecido a mi familia desde hacía siglos. Los mayores siempre nos habían contando historias acerca de la magia de aquel lugar, donde nuestros cuerpos se unirían con los espíritus de nuestros antepasados en caso de estar en peligro.
Ya vienen… los huelo…
Cada uno debería librar su batalla hasta la muerte de su oponente o la suya propia…
Lestat apretó mi mano fuertemente y me susurró:
–Te quiero
–Y yo a ti
Un golpe, un sonido atroz, cristales rotos cayendo sobre nosotros y un cuerpo derribándome al suelo… Rodamos montaña abajo y ella calló sobre mí, al verla la reconocí al instante por su tez morena y sus ojos esmeralda, era ELLA, la asesina de mi madre… Noté como la furia se adueñaba de mi cuerpo y como perdía el control haciéndome descuidada en mis ataques y en mi defensa, hasta que oí su voz “Adhara, Reina de las montañas, mamá está aquí”. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y su fuerza fluyendo dentro de mí; de un golpe preciso juntas acabamos con su vida. “Me has honrado vengando mi muerte, cuídate mi preciosa niña” y ese frío abandonó mi cuerpo dejándome sola de nuevo.
-Ve en paz. Te quiero – dije mirando al cielo con nostalgia.
Sacudí la cabeza para desterrar de mí ese aturdimiento y salí corriendo, deseando que toda mi familia hubiera corrido mi misma suerte.
Allí estaban mis tías, mis tíos, mis hermanos, sus compañeras… pero mis ojos seguían buscando… Lestat… Lestat…
Empecé a correr hacia la orilla siguiendo su rastro, pero mi hermano me agarró y me dijo:
-La última vez que lo vi estaba mal herido, lo siento.
-LESTAT!!!!!!!!!
Mis piernas flaquearon y hundí mis rodillas en la arena al tiempo que las lágrimas más amargas inundaban mis ojos y resbalaban por mis mejillas.
No concebía una eternidad sin él.
Me llevaron a casa y me encerré en mi cuarto. Tumbada en la cama me chupé los labios buscando algún resto de su sangre que me llevara de nuevo junto a él aunque sólo fuera por unos segundos…
Horas después algo dentro de mí hizo que me despertara sobresaltada y que fuera corriendo a la puerta de la entrada. Había probado su sangre y por increíble que parezca esa sangre acababa de despertarme… avisándome…
Allí estaba él, a lo lejos… saliendo de entre las olas…
Si todavía siguiera teniendo un corazón que latiese… se habría parado por un momento…
Corrí hacia él lo más rápido que pude y sin mediar palabra lo abracé y lo ayudé a llegar a mi habitación, le quité la ropa y curé sus heridas mientras él no dejaba de mirarme y acariciar suavemente mi cara.
Era él, estaba vivo… pero algo había cambiado… ahora llevaba parte de su sangre, la sangre del enemigo… y corríamos el riesgo de que esa sangre quisiera matarnos...
Sus ojos habían cambiado pero no mi amor por él, ni el suyo por mí.
Entonces me besó con furia y fuerza y nos entregamos apasionadamente el uno al otro, como si fuera nuestra última vez; ya que ambos sabíamos que si mi familia lo descubría lo matarían…
Cuando elijas agua en vez de vino, aquí estaré para conducir contigo
Cuando cambies engaños por verdades, aquí estaré para escucharte
Cuando cojas la vida de frente, sonreiré alegremente
Cuando quieras sentir... habrá cosas que te hagan reír, cosas que te causen dolor y te reconcoman sin tesón...
Si me preguntas que prefiero, contesto DOLOR sin dudarlo El dolor es parte de la vida, demuestra que realmente estoy viva y que cada receptor de mi piel siente cada lágrima ferviente
Si me aseguras 10 minutos de la felicidad más absoluta y a cambio 3 días de dolor desgarrante... Aceptaría el trato sin dudarlo por esa sensación de ser plenamente feliz merece la pena un poco sufrir
La vida es mas alegría que dolor, o así es como lo veo yo
Aunque a veces el dolor sea tan intenso que no te deje respirar prefiero seguir sintiendo, prefiero seguir viviendo
Lucha por sentir que yo estaré ahí contigo hasta el fin
Cierro los ojos y presto atención a cada pequeño detalle:
Respiro profundamente un aire cargado de humedad que se atasca en mis pulmones llenándolos de agua, haciéndolos sentir que aún están vivos. Pero toda inspiración va seguida de una expiración, expulsando esa ráfaga de aire que me hizo sentir viva por un momento. Con los ojos aún cerrados extiendo mi mano para aferrarme a esa sensación, a esos recuerdos que me producen tanta nostalgia, añorando el brillo que antes había en mis ojos... Es inútil, a oscuras y con las manos dormidas, el viento es más rápido que yo Mas viento... no cantes victoria! Sólo estoy aletargada...